ENRIQUE METINIDES, ¿arte o amarillismo?

ARTodeARTE
5 min readJun 29, 2017

Por Jonathan Farías

Una línea carmín atraviesa un rostro acompañada por unos ojos como anhelantes que se dirigen al cielo…

Una línea carmín atraviesa un rostro en medio de unos ojos que se dirigen al cielo, es el centro de una escena de un accidente en donde una mujer delicadamente maquillada y muerta, está tumbada sobre un poste derribado, su brazo es sostenido por un bloque de concreto, detrás de ella, un asistente de la cruz roja sostiene un saco para cubrirla, más atrás, un automóvil chocado y algunas personas morboseando.

Esta fotografía nos muestra el instante inmediato de una tragedia y al mismo tiempo es una de las obras más populares de Enrique “El Niño” Metinides, fotógrafo de nota roja que realizó un trabajo constante y crudo a lo largo de una profesión que rayaba en lo morboso. Retrató la muerte en su manera más cruel: el accidente. Encontró en la tragedia su modo de vida y un móvil para la composición visual, desarrollando con ello, una fresca forma de acercarse al dolor, la sangre y la muerte.

Enrique Metinides nos muestra una de sus fotos / El joven Enrique Metinides

LOS INICIOS.

Debido a la Segunda Guerra Mundial, los padres de Jaralambos Enrique Metinides Tsironides, de origen griego, se asentaron en la Ciudad de México, ahí, abrieron una tienda de cámaras fotográficas y al ver que el negocio no fructificaba cerraron, entonces y antes de tirar todo a la basura, el papá de Enrique Metinides decidió regalarle una cámara, gracias a esto Metinides dejó los balones y los juegos con otros niños para obsesionarse y observar el mundo a través de la lente. Más tarde y recomendado también por su padre, Metinides comenzó a fotografiar delincuentes que llegaban a la delegación cercana al hogar, en ese lugar Metinides vio su primer cadáver y con solo nueve años comenzaría su carrera como fotógrafo de nota roja. Poco después, mientras fotografiaba un accidente, se encontró con el director del periódico “La Prensa” y desde ahí comenzó a trabajar en dicho diario, en ese medio desarrollo gran parte de su trabajo, día con día Metinides arribaba a diversos accidentes en las ambulancias de la Cruz Roja, quienes le facilitaron un permiso especial para revisar y retratar las tragedias acaecidos en la ciudad. Asegura Metinides que en promedio vio entre 30 o 40 accidentes al día durante toda su carrera.

El trabajo de Enrique Metinides es el argumento más veraz para evidenciar la morbosidad del pueblo mexicano.

EL MORBO POPULAR.

El trabajo de Enrique Metinides es el argumento más veraz para evidenciar la morbosidad del pueblo mexicano. Durante cincuenta años “El Niño” Metinides ejerció su profesión sin descanso, cincuenta años que sirvieron para consolidar al periódico amarillista “La Prensa” y demostrar la crueldad de las grandes urbes. Fue hasta la parte final de su carrera, que se reconoció su trabajo en el mundo del arte y no solo en los medios noticiosos y de escándalo. En algunas entrevistas comentaba que nunca se sintió fotógrafo y mucho menos reportero o artista, lo que él hizo fue más una labor social que una práctica artística. “Alguien tenía que hacer lo que yo hice” -argumenta Metinides-, “además, fue la única manera que aprendí para ganarme la vida”, concluye. Las imágenes de accidentados nunca fueron para él una búsqueda de estética o de un estilo personal para tomar fotografías, pero eso no le intereso al mercado del arte y hoy sus obras son vendidas a precios que contienen muchos ceros.

LA OBSESIÓN.

De personalidad extraña, obsesiva y singular Enrique Metinides fue además de fotógrafo de nota roja un coleccionista versátil y constante, entre su colección destacan las ambulancias de juguete y los muñequitos relacionados con la Cruz Roja, pero también las ranas o los videos de accidentes que filmaba como “pasatiempo” dentro de su trabajo. Así mismo, coleccionaba recortes de autos chocados o fotos de accidentes en otros lugares del mundo. Creaba álbumes que dividió en tragedias específicas o por país: Irak 1, 2 y 3 o el caso 9–11 son un ejemplo. Metinides era un ser muy ordenado y sentimental, se involucró de forma emotiva y personal en muchas de las tragedias de las que era testigo y en un sin número de ocasiones dejó la cámara fotográfica para ayudar a los que lo necesitaban con urgencia. Al trabajo siempre asistió de traje y corbata, la cual toca constantemente cuando hablaba. En su persona se filtraron los más oscuros y horrorosos sucesos y a través de sus fotos se fueron exorcizado sus temores. Fue un hombre tranquilo, delgado, calvo y con grandes ojeras, preciso en recordar fechas y un gran gesticulador mientras platicaba.

¿Esto es arte o amarillismo?

¿ARTE O AMARILLISMO?

Hoy en día, la obra de Enrique Metinides ha sido adquirida por importantes colecciones y se ha acomodado en diferentes zonas del mundo. La fama se acrecentó con los años y todo tipo de documentales y entrevistas aparecieron sobre su persona y trabajo. Las galerías y los museos finalmente le abieron las puertas en sus espacios y entonces las preguntas surgieron y se quedaron en el aire como una conclusión indefinida: ¿Es posible ver el trabajo de Metinides desde la experiencia estética que propone el arte de los museos y olvidarnos que sus imágenes son el testimonio de un terrible suceso?, ¿esto es arte o amarillismo, documento testimonial u obra artística?, ¿fue Enrique “el niño” Metinides un artista o un morboso con un agudo ojo fotográfico?

¿Documento testimonial u obra artística?

Q.E.P.D. ENRIQUE “EL NIÑO” METINIDES.

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